Manifiesto
Queremos aportar a la destrucción del sistema cis-hetero-patriarcal blanco capacitista a través de discursos transfeministas diversos, en contraposición al feminismo liberal que acecha desde las instituciones.
Hablamos en plural de transfeminismos porque nuestras vidas están marcadas por la intersección de diversas opresiones y el sujeto del “feminismo” no es único.
La tecnología es política y por ello, no se puede separar la tecnología actual ni cómo pensamos sobre ella de la ideología capitalista. Pensamos que deconstruir nuestro concepto de tecnología y cómo nos relacionamos con esta es necesario para luchar contra el capitalismo.
Rechazamos el tecnosolucionismo, que es pensar que los problemas se solucionan con más tecnología en lugar de solucionar el problema en sí mismo, mientras se omite el impacto negativo del uso o creación de dicha tecnología. Un ejemplo de ello es intentar solucionar el cambio climático construyendo grandes parques eólicos o pensar que la automatización del trabajo nos liberará de él, cuando justo la existencia de esas mismas tecnologías que aportan la falsa “solución” generan una dependencia extrema al sistema actual.
Nos oponemos a la automatización de la discriminación y la injusticia estructural a través de algoritmos 1 y la mal llamada “Inteligencia Artificial”. Creemos que el mayor sabotaje es no utilizarlas.
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No hablamos del concepto de algoritmo en general, sino de aquellos algoritmos creados por empresas tecnológicas para automatizar sus propios intereses capitalistas: eligiendo el contenido que ves, si puedes recibir una ayuda económica, cuánta visibilidad tendrá tu perfil en una red social o cuánto salario recibirás. ↩︎
Creemos en el decrecimiento tecnológico, cuestionando el concepto único de tecnología impuesto por el capitalismo. Rechazamos la idea de que la tecnología es neutra o que es una simple herramienta. La existencia de una tecnología siempre responde a un contexto político e ideológico, y por ello, cuestionamos desde la raíz: por qué existe esta tecnología, si su fabricación depende de un sistema de producción capitalista y qué impacto tiene en nosotres.
La alta tecnología es una doctrina obsesionada con la eficiencia, la innovación y la complejidad, que se construye sobre el extractivismo colonial y la explotación de les humanes, los animales no-humanos y la Tierra.
En contraposición, el movimiento low tech (baja tecnología) explora tecnologías que sean fácilmente reproducibles y reparables, que su fabricación requiera procesos más simples y que no dependa del extractivismo capitalista.
DIY (Do It Yourself) es un movimiento cultural anticapitalista y anticonsumista que se consolidó con el movimiento punk de los años 70. La filosofía DIY puede considerarse una forma de vida que rechaza participar en el sistema capitalista donde el mercado y la competitividad son los engranajes de la sociedad.
DIY se aplica en nuestras vidas cuando cocinamos, confeccionamos nuestra ropa, reparamos el sistema eléctrico o resolvemos problemas sin necesitar de un doctorado. En el core del movimiento se encuentran los fanzines: pequeñas publicaciones caseras y distribuidas, usualmente de mano en mano, para expresarse y compartir lejos de las imposiciones y discursos hegemónicos.
DIWO (Do It With Others) es una extensión del movimiento DIY. Pretende incidir en la cooperación para generar conocimiento, potenciar las creaciones colectivas y experiencias que dan autonomía. Por eso, transgredir la obsolescencia programada ¿podemos? Sí, con el software libre. Este es otro core de nuestro DIWO.
La autogestión, horizontalidad, conocimiento libre y consciente son formas de resistencia de las que hablan estos movimientos y que nosotras los tomamos.
Nos une la motivación de aprender, cacharrear y compartir conocimiento por un bien colectivo. La cultura hacker nos inspira, nos mueve y, por eso mismo, la hacemos nuestra también:
- Queremos aprender por el arte de aprender.
- Toda información debe ser libre, promovemos el uso diario de tecnologías libres y luchamos contra el copyright, las patentes y cualquier otro intento de restringir el conocimiento.
- El acceso a las computadoras debería ser ilimitado. Nos venden la ilusión de que los dispositivos que tenemos son nuestros y, sin embargo, se nos niega el control total de éstos. La realidad es que están a las órdenes de las empresas fabricantes (ejemplo iPhone) y son cajas negras que no se nos permite abrir.
- ¡Compartir es vivir! El conocimiento tiene la propiedad de multiplicarse y compartirlo solo lo hace más valioso y diverso. No todes tenemos acceso a la misma información y su distribución beneficia a la comunidad. Como dijo Aaron Swartz en su Manifiesto por la Guerrilla del Acceso Abierto, la información es poder y tenemos un deber de compartirlo con el mundo.
- Desconfía de la autoridad, promueve la descentralización. Desconfiamos de toda autoridad puesto que esta ejerce poder sobre nosotres y se mueve por intereses tiranos. En el cibermundo esto se traduce al control que poseen las grandes empresas (Facebook, Google, Amazon, etc) sobre nuestros datos. Hemos integrado progresivamente sus productos en nuestra vida diaria casi sin darnos cuenta, y sin darnos cuenta, nos espían. Nos manipulan, nos mantienen en su burbuja consumista y tecno-fascista, y en nuestras manos está crear resistencia ante estos gigantes.
- Protege la privacidad. Aunque tenemos claro que no nos gustaría que nos espiasen en el mundo físico, cuando se habla del ciberespacio no lo vemos con la misma claridad. Sin privacidad, Internet es una herramienta de control para empresas y gobiernos. Nuestros datos dejan de ser nuestros cuando los subimos a plataformas que se lucran de ellos (Instagram, Facebook, Google, etc). Luchamos por proteger nuestra privacidad porque nuestros datos nos pertenecen.
- Combate la cibertiranía. Hace ya tiempo que vivimos en un Gran Hermano al estilo 1984, solo que se ha rebautizado como Big Data. El conjunto de la humanidad conectada a Internet genera datos constantemente a una velocidad inimaginable que son recopilados por gobiernos y empresas. Podemos afirmar con certeza (véase el caso Cambridge Analytica) que esta información se usa para manipularnos, diseñar marketing personalizado o para criminalizarnos. La centralización de Internet y sus datos facilita esta tarea, por lo que abogamos por su descentralización. Animamos a cualquier cibernauta a utilizar servicios basados en modelos descentralizados como P2P y el fediverso.